Uno de tres: El ateísmo
galaico.(artículo
de opinión)
Con respecto a la creciente
recuperación de las antiguas religiones de la Hispania pre-romana y
más concretamente al celtismo subyacente, cuando no abiertamente
manifiesto, en estas nuevas formas de nuestros antiguos cultos, me
llama la atención la argumentación que algunas personas proponen al
respecto de sus creencias. Para empezar diré que ante mí nadie
necesita justificar sus creencias, la espiritualidad es algo que
tienes o que no tienes, cualquier argumentación es superflua, aunque
no inconveniente. Digo esto porque parece que el celtismo está de
moda, pero no un celtismo propio de nuestras antiguas religiones, si
no uno importado del norte de Europa, sin el cual parece que "somos
poca cosa", que lo nuestro no vale mucho y por ello hemos de
basar nuestras creencias en lejanos dioses que tienen mucha más
aceptación entre los neófitos. Tal vez tengan razón estos
defensores de lo céltico de origen irlandés, al fin y al cabo estas
gentes nos llevan años en cuestiones de recuperación de tradiciones
de sus ancestros, aunque sea de boquilla y de cara a la galería
turística, que "mole" más un trisquel que un lauburu.
Pero me da a mí que va a ser que no, que no necesitamos mirar más
allá de los Pirineos para redescubrir nuestras raices y que en
nuestras tierras retumban aún los ecos de nuestras más primitivas
creencias, que no nos hace falta argumentar linajes ni panteones
foráneos para decir que somos celtas, celtíberos o íberos de
corazón.
De eso va esta serie de artículos de opinión, de lo
nuestro. Y para ello quiero hablar de que hay algunas cosas que me
llaman poderosamente la atención cuando leo a gente argumentar o
explicar sobre su/nuestra religión. Una de ellas es el supuesto
ateísmo de los pueblos galaicos, otra el origen nord-europeo del
celtismo de nuestras tierras y por último, el abismo que parece
haber entre íberos, celtíberos y celtas. En este artículo y los
siguentes intentaré explicar mi humilde opinión al respecto, siendo
consciente de que otras posturas diferentes sobre el mismo tema
tienen también los mismos visos de realidad que la mía, por cuanto
todo aquello que queda fuera de la historia escrita por los mismos
protagonistas siempre debe de estar sujeto a interpretaciones.
menhires en A Coruña |
Así pues, comenzaré por el tema del
ateísmo galaico, algo que es común leer en innumerables foros y
blogs que versan sobre temática de religiones hispanas pre-romanas o
sus modernas formas de culto. Suele ser una información que no se
desarrolla pero que los autores dejan caer y dan por válida sin más,
lo que a mi entender puede dar lugar a malinterpretar la historia de
nuestras religiones autóctonas. Cierto es que nuestras modernas
formas de venerar a los antiguos dioses no son copias de aquellas, si
no recuperaciones de antiguas creencias y cosmogonías,
espiritualidades concretas y panteones incluso, adaptadas siempre a
la actual sociedad y nuestra particular idiosincrasia. Es frecuente
leer en estos ámbitos que los pueblos galaicos eran ateos. Parece
costumbre generalizada dar por buena esta premisa a la par que se le
dota a estos mismos pueblos de un seguro "halo" de cultura
celta. Se parte de la premisa de que los galaicos eran ateos en una
época anterior a Estrabon (aprox. 64 a.n.e.-24 d.n.e. ), que es
quien habla del supuesto ateísmo de estos pueblos, para después
entender que la celtización de los mismos fue posterior.
Frecuente no quiere decir correcto, es
un error en el que han caído muchos divulgadores a la hora de hablar
de la religiosidad de las tribus peninsulares. Un error harto
frecuente entre los que no somos profesionales de la historia ni
poseemos amplios conocimientos sobre el tema y que muchas veces por
falta de conocimiento y sobra de corazón hacemos un "cortapega"
de textos que hemos encontrado por la red. Pero un error fácilmente
subsanable, cuya explicación nos aportará a los neófitos un nuevo
punto de vista, o al menos uno más correcto (a mi entender).
Comencemos por explicar qué es lo que
dijo Estrabon (fuente del mito del ateísmo galaico) y el significado
de sus palabras. Según este geógrafo e historiador ( Geografía 3,
3 y 3, 4 16) "Los montañeses (habla
de los pueblos galaicos)... sacrifican al dios Ares un
macho cabrío y prisioneros de guerra y caballos, hacen además
hecatombes de cada clase como los griegos, como dice Píndaro
<Sacrificar todo por centenares>...Algunos dicen que los
galaicos no tienen dioses y que los celtibéricos y su vecinos
septentrionales dan culto a un dios sin nombre en las noches de
plenilunio fuera de sus poblados, haciendo bailes y fiestas durante
toda la noche con sus familias"
De este texto, nace la confusión
generalizada acerca de la religiosidad de las tribus galaicas,
precisamente del texto que dice "...Algunos dicen que los
galaicos no tienen dioses ...". Para empezar, Estrabon no dice
que sean ateos, si no que recoge palabras ajenas ("Algunos
dicen...") y ni siquiera está claro que el propio Estrabon las
diese por buenas, ya que sus palabras anteriores eran para explicar
que los galaicos hacían rituales a un dios asimilable a Ares y
además al modo heleno. Tan solo se limita a decir lo que ya está
dicho o lo que se da por válido en su entorno. Aún así, y
partiendo de la premisa de que tanto este autor como la fuente de su
información, creyesen que los pueblos galaicos no tuvieran dioses,
no podemos pasar por alto la idiosincrasia del momento y cultura en
el que estas palabras fueron dichas.
estela votiva en honor al dios LUG |
En el mundo heleno (que no griego) se
consideraban ateas (sin dioses) a aquellas culturas cuyo panteón no
pudiera ser sincretizado o equiparado al propio, dando este por
auténtico. Con lo cual tenemos que la mayor parte de las culturas
que florecieron alrededor del Mediterráneo, para los helenos, sí
tuvieran dioses, ya que queda patente que todas ellas parten de
elementos comunes y arquetipos básicamente iguales, aunque la
teonímia fuera diferente. Con los siglos, estas religiones fueron
haciéndose más diferentes entre sí, pero subsiste ese nexo de
unión primigenia entre ellas, a la par que el concepto de ateísmo
aplicado a otras religiones. Sin embargo, al hablar de los galaicos,
y aunque estos son pueblos tan indígenas como los del resto de la
península, los historiadores de la época se encuentran con que su
panteón no es asimilable al propio, de ahí uno de los motivos para
considerar que no tenían dioses. Otro motivo, no menos importante y
del cual ya Hermann Usener da cuenta, es que los galaicos pudieron
tener dioses sin nombre, esto es, carecían de la personificación de
las divinidades que sí se daba en el resto del Mediterráneo, salvo
excepciones. Esto conllevaría que adorarían las propiedades divinas
de los elementos naturales y/o sociales de la esfera de la vida. De
esto mismo, según el propio Usener, ya había ejemplos entre un
grupo de Tracios que habitaron la península del monte Atos y que
tuvieron contacto con los helenos desde una época muy primitiva. Lo
mismo pasaría, según Herodoto (II,52) entre los Pelasgos, pueblo
que rendía culto a dioses sin nombres ni sobrenombres. Fueron las
culturas griega y egipcia, en el entorno mediterráneo, las que
comenzaron a poner nombres y personificar a sus dioses y, mucho más
tarde, con Homero y Hesíodo establecer verdaderas genealogías entre
deidades.
En realidad, la idea de dioses sin
nombre también la encontramos en el mundo griego a través de las
epigrafías de dedicaciones <al dios>, a <los dioses>, a
"algún dios> o a un <dios desconocido>. Esto es
explicable por el propio desarrollo del politeísmo griego, que
personifica a la deidad y la inviste de una cotidianeidad
premeditada, aunque sigue quedando claro en la mentalidad griega que
los dioses se escapan a su comprensión. Como señala Jean Rudhart
"El dios griego parece poseer una unidad inaprensible,
trascendente a todas las formas, a todas las nociones por las que se
trata de alcanzarlo o concebirlo." Así, "el griego capta
concretamente al dios bajo sus formas, y por así decirlo,bajo sus
diversas encarnaciones, pero sabe que la divinidad permanece más
allá, profundamente incognoscible". Esto es mucho más
fácilmente entendible si nos fijamos en que entre el panteón griego
los mismos epítetos se repiten para dioses diferentes y que muchas
de estas divinidades cumplen con las mismas funciones, presentando a
la par aspectos políticos o sociales, agrarios o cósmicos.
Así pues, debemos quedarnos con la
idea de que el ateísmo filosófico, que hoy entendemos como la no
creencia en ninguna deidad, poco tiene que ver con el concepto de
ateísmo que aplicaban los griegos para aquellas culturas cuyos
panteones eran distintos e inasimilables. Además, y sin entrar a
hacer una relación extensa, se conocen bien los nombres de algunas
de las divinidades galaicas merced a las epigrafías halladas,
principalmente en estelas votivas y funerarias.
Bien conocidos son los nombres de Lug,
Bormanico, Sannoava, Nabia, Cosso o Bandu en referencia a los dioses
galaicos. De la etimología de los mismos se podrían escribir (y se
ha hecho) libros y libros, resultando por ella tan celtas como
quieran los autores. Si partimos de la base de que los pueblos
galaicos (como veremos más tarde) compartieron origen con los
pueblos netamente celtas del atlantico nord-europeo, no es dificil
llegar a una raíz etimológica común, con lo que no entraremos
ahora en disquisiciones profundas sobre el celtismo propio o
sobrevenido de estas divinidades. Si que podemos, empero, hacer un
escueto repaso sobre las funciones y/o arquetipos de estos dioses:
Dios del sol y de los muertos.
Probablemente el más conocido de los dioses norteños y el que más
claramente ha podido ser "celtizado" en su origen, ya que
está bien atestiguado entre los celtas europeos. Realmente se trata
de un dios pancéltico, es decir, un dios que se veneraba allá donde
llegaron los celtas o sus influencias. Aunque esto no dilucida su
origen real.
Nabia
es una diosa precéltica de la
cual aún no se ha establecido su origen, o mejor dicho, ninguna de
las hipótesis formuladas tiene suficiente enjundia como para darse
por buena. Se cree que se trata de una divinidad femenina de la
fecundidad, aunque se desconocen rituales en su nombre, pese a haber
encontrado ofrendas de espadas en su honor en varios rios europeos.
Con más de una veintena de epigrafías que la reverencian y que
atestiguan su culto en nuestras tierras, se puede decir sin temor a
equivocarse que estamos ante una de las principales deidades de los
galaicos, lusitanos y astures. Además, resulta que la mayor parte de
los dedicantes son de origen indígena, de lo que podría extraerse
que se trata de una diosa propia, y no importada.
Cosso,
por toda la costa atlántica desde la mitad de Portugal hasta el mar Cantábrico, aparece este dios que algunos asimilan al Marte romano, y otros con Mercurio. Sin duda se trata de un dios de carácter guerrero al que se le tenía en gran devoción. Su etimología no es nada clara, por mucho que algunos autores, empecinados en bañarlo todo en las aguas del celtismo, hagan malabares con las letras y la sonorización para decirnos que era un dios britónico.
por toda la costa atlántica desde la mitad de Portugal hasta el mar Cantábrico, aparece este dios que algunos asimilan al Marte romano, y otros con Mercurio. Sin duda se trata de un dios de carácter guerrero al que se le tenía en gran devoción. Su etimología no es nada clara, por mucho que algunos autores, empecinados en bañarlo todo en las aguas del celtismo, hagan malabares con las letras y la sonorización para decirnos que era un dios britónico.
Bandua
es un dios del que se podría
decir que es el propio Cosso. Su arquetipo y epigrafías, los datos
que sobre él se han podido obtener reflejan a un dios que ostenta
las mismas funciones que el anteriormente nombrado, lo que hace
imposible su coexistencia en el mismo panteón. Lo más lógico en
este caso sería pensar que en territorio de los galaicos existieron
dos formas religiosas cada cual con sus respectivas teonímias.
ara de Bandua de Eiras |
Bormanico es un dios de las aguas
termales, a falta de mejor explicación. Digo esto porque las
inscripciones encontradas no aportan nada al arquetipo de esta
divinidad y que sea un dios de las aguas termales solo se debe a la
hipótesis de autores que etimológicamente lo emparentan con los
celtas europeos (otra vez), aunque hay otros autores como Blanca
María Prosper, que se han dado cuenta de que en las lenguas celtas
no existen formaciones con -m- para esta raíz y que el resultado
homogéneo de la labiovelar es incompatible con las lenguas celtas.
Pero era un dios, de eso estamos seguros, y además nuestro.
Sannoava.
Es una diosa local vinculada
a las fuentes, como se desprende de la inscripción encontrada en
tierras pontevedresas. De su etimología podíamos decir lo mismo que
del resto, no hay nada claro ya que es la única forma en Iberia,
pero los celtistas han encontrado similitudes rocambolescas con otras
inscripciones en zonas francesas.
estatua a Sannoava en Lalín |
A estas alturas el lector puede pensar
que este humilde autor tiene algo contra el celtismo. Nada más lejos
de la realidad. Me gusta, qué digo, me enamora el pasado celta de
nuestras tierras norteñas y como íbero siento a los celtas como hermanos, lo que no me gusta es que se intenten
hacer encajes de bolillos con nuestra historia para corroborar
hipótesis que no encajan, porque de estos polvos después llegan
otros lodos. Si no se sabe la procedencia de una divinidad pues no se
sabe y no pasa nada por admitirlo. Nuestra historia esta llena de
lagunas y me temo que lo seguirá estando durante mucho tiempo, lo
que no es óbice para no plantear hipótesis que intenten explicar
nuestro pasado de la manera más certera posible. Y ahí es donde
algunos estudiosos fuerzan la situación para que las pruebas sean
adecuadas a sus teorías.
Para entender la posible espiritualidad
de los pueblos galaicos debemos hacernos una visión global del mundo
antiguo, no pensar que cada uno de los pueblos que integraban la
península tenía su propia cultura, religión y costumbres y que
estas formaban un todo particular inconexo con el resto de las
culturas coetáneas. El mapa socio-cultural de aquellas épocas
pre-romanas no diferiría en gran medida del actual (salvando las
distancias, entienda el lector que solo intento ejemplificar).
Diversas tribus con sus particularidades culturales, hablando unas
lenguas no muy diferentes con variaciones geográficas, una base religiosa más o
menos común con creencias específicas y sistemas administrativos y
legislativos propios.
Casi se podría decir que los íberos de antaño somos los portugueses y españoles de hoy. La tan extendida teoría de que la cultura castreña galaica o astur es de procedencia celta, comienza a caer bajo el peso de las evidencias de los estudios genéticos, que arrojan con claridad la escasa incidencia de los pueblos celtas nordeuropeos sobre la población indígena ibérica, si bien se puede constatar que el flujo del comercio entre ambas regiones fue de una magnitud que solo ha llegado a superarse en el siglo XX, con el proceso de prestamo cultural que esto conlleva. Los estudios más recientes de los últimos años llevan a concluir que los pueblos del norte de Iberia eran claramente indígenas y muy poco celtizados, debiéndose su similitud cultural y religiosa a que se poseía una raíz en común con aquellos. Es decir, el fenómeno "celta" de nuestra península poco y casi nada tenía que ver con el resto de Europa.
Casi se podría decir que los íberos de antaño somos los portugueses y españoles de hoy. La tan extendida teoría de que la cultura castreña galaica o astur es de procedencia celta, comienza a caer bajo el peso de las evidencias de los estudios genéticos, que arrojan con claridad la escasa incidencia de los pueblos celtas nordeuropeos sobre la población indígena ibérica, si bien se puede constatar que el flujo del comercio entre ambas regiones fue de una magnitud que solo ha llegado a superarse en el siglo XX, con el proceso de prestamo cultural que esto conlleva. Los estudios más recientes de los últimos años llevan a concluir que los pueblos del norte de Iberia eran claramente indígenas y muy poco celtizados, debiéndose su similitud cultural y religiosa a que se poseía una raíz en común con aquellos. Es decir, el fenómeno "celta" de nuestra península poco y casi nada tenía que ver con el resto de Europa.
En conclusión: Los pueblos galaicos no
eran ateos, si no que su forma religiosa difería de los modos
helenos y romanos de culto y por ello era dificilmente catalogable
por estos. En definitiva, lo más probable es que a grosso modo
algún día podamos hablar de que toda la península tenía un modo
de ver la vida espiritual bastante parecido y que las diferencias más
notables eran de tipo lingüístico y ritual.