"Ínclito entre los
inmortales,
dios de los mil nombres,
siempre todopoderoso,
BAL, fundamento de la
Naturaleza,
tú que con ley todo lo
gobiernas,
salve!
Justo es que a ti
los mortales íberos todos
te saluden;
pues de ti el linaje
procede
de quienes una imagen del
sonido
por suerte conseguimos,
los únicos de cuantos
animales mortales
viven y se mueven sobre la
tierra.
Por lo cual he de
celebrarte con mis himnos
y tu poder he de cantar
por siempre.
Que a ti todo este mundo
que en torno de la tierra
gira
te obedece por doquier lo
conduzcas
y de buen grado a tu
imperio se somete;
tal es el utensilio que en
tus manos
invencibles blandes,
provisto de dos filos,
y al rojo, el siemprevivo
rayo,
a fuerza de cuyos impactos
todas las obras de
Naturaleza su fín alcanzan,
con él enderezas la común
razón
que todo de un lado al
otro lo recorre
mezclándose con grandes y
pequeñas luminarias;
con el que tú,
que tan grande eres por
nacimiento,
sigues siendo supremo rey
por siempre.
Ni una obra en Iberia se
realiza
sin tu anuencia, ¡oh
Dios!,
ni en la etérea y divina
celestial esfera,
ni en el mar, excepto
cuanto ejecutan
los malos movidos por sus
propios desvaríos:
mas tú incluso lo impar
hacer parejo sabes
y ordenar lo que un orden
no posee,
y lo que no es amigable
para ti es amistoso.
Pues así es como en una
sola cosa
todo lo has concertado,
lo bueno con lo malo
armonizando,
de forma que de todo
a la que, por huir de
ella,
los mortales que son malos
desatienden,
¡desgraciados!, que, la
posesión de bienes siempre ansiando
ni la ley de la divinidad
con sus ojos advierten
ni perciben con su oído;
que, si la obedecieran,
una vida honesta e
inteligente, consiguieran.
Mas ellos mismos,
insensatos por su parte,
se lanzan unos sobre este
mal, otros tras ése,
quiénes por su honra un
afán pendenciero manteniendo,
quiénes hacia los lucros
encauzados sin decencia alguna
y otros al abandono y las
dulces labores del cuerpo.
Mas con males se topan y
en cada ocasión
van a parar a males
diferentes,
por mucho que se empeñen
en que todo lo contrario
se produzca.
Mas, ¡ea!, BAL, donador
de todo,
el de la oscura nube,
el de brillante falcata,
a los hombres protege de
la inexperiencia,
dispérsala de sus almas y
concede
que encontremos el
entendimiento
en el que tú confiando,
toda cosa diriges con
justicia,
para que, recibiendo
honra,
con honra a ti te
respondamos,
con cantos, sin cesar, tus
obras celebrando,
como cuadra a un mortal;
pues ni para los hombres
ni para los dioses
existe mayor privilegio
que con himnos celebrar
por siempre y en justicia
estricta
la ley universal."
adaptación del Himno a Zeus de Cleantes