jueves, 22 de octubre de 2015

Himno a BAL





"Ínclito entre los inmortales,
dios de los mil nombres, siempre todopoderoso,
BAL, fundamento de la Naturaleza,
tú que con ley todo lo gobiernas,
salve!
Justo es que a ti
los mortales íberos todos te saluden;
pues de ti el linaje procede
de quienes una imagen del sonido
por suerte conseguimos,
los únicos de cuantos animales mortales
viven y se mueven sobre la tierra.
Por lo cual he de celebrarte con mis himnos
y tu poder he de cantar por siempre.
Que a ti todo este mundo
que en torno de la tierra gira
te obedece por doquier lo conduzcas
y de buen grado a tu imperio se somete;
tal es el utensilio que en tus manos
invencibles blandes, provisto de dos filos,
y al rojo, el siemprevivo rayo,
a fuerza de cuyos impactos
todas las obras de Naturaleza su fín alcanzan,
con él enderezas la común razón
que todo de un lado al otro lo recorre
mezclándose con grandes y pequeñas luminarias;
con el que tú,
que tan grande eres por nacimiento,
sigues siendo supremo rey por siempre.
Ni una obra en Iberia se realiza
sin tu anuencia, ¡oh Dios!,
ni en la etérea y divina celestial esfera,
ni en el mar, excepto cuanto ejecutan
los malos movidos por sus propios desvaríos:
mas tú incluso lo impar hacer parejo sabes
y ordenar lo que un orden no posee,
y lo que no es amigable para ti es amistoso.
Pues así es como en una sola cosa
todo lo has concertado,
lo bueno con lo malo armonizando,
de forma que de todo
resulte una Razón siempre existente,
a la que, por huir de ella,
los mortales que son malos desatienden,
¡desgraciados!, que, la posesión de bienes siempre ansiando
ni la ley de la divinidad con sus ojos advierten
ni perciben con su oído; que, si la obedecieran,
una vida honesta e inteligente, consiguieran.
Mas ellos mismos, insensatos por su parte,
se lanzan unos sobre este mal, otros tras ése,
quiénes por su honra un afán pendenciero manteniendo,
quiénes hacia los lucros encauzados sin decencia alguna
y otros al abandono y las dulces labores del cuerpo.
Mas con males se topan y en cada ocasión
van a parar a males diferentes,
por mucho que se empeñen
en que todo lo contrario se produzca.
Mas, ¡ea!, BAL, donador de todo,
el de la oscura nube,
el de brillante falcata,
a los hombres protege de la inexperiencia,
dispérsala de sus almas y concede
que encontremos el entendimiento
en el que tú confiando,
toda cosa diriges con justicia,
para que, recibiendo honra,
con honra a ti te respondamos,
con cantos, sin cesar, tus obras celebrando,
como cuadra a un mortal;
pues ni para los hombres
ni para los dioses
existe mayor privilegio
que con himnos celebrar
por siempre y en justicia estricta
la ley universal."


adaptación del Himno a Zeus de Cleantes